Un mortero de cal, por definición, está compuesto por cal, arena y agua, sustituyendo el tradicional cemento por cal. Esto va a conferir al mortero una capacidad bioclimática, es decir, que permite transpirar al muro por su elevada permeabilidad sin perder su capacidad impermeable.

Frente a los clásicos morteros de base cemento, el mortero de cal tiene una menor retracción, una menor fisuración y una menor rigidez mecánica. Al hablar más técnicamente, se puede decir que según la normativa CTE HS1, protegen frente a la humedad; según la HS3, dan calidad al aire interior; y según la HR, protegen contra el ruido. Estas dos últimas propiedades son las más curiosas de estos morteros, ya que proporcionan una absorción bastante elevada tanto de los olores como de los ruidos, aportando una mayor confortabilidad a una habitación.

El uso de los morteros de cal está asociado a la bioconstrucción o a la rehabilitación de edificios.

A la hora de aplicarlo, lo puedes hacer de la misma manera que un mortero de revoque tradicional.

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